por Sebastián Puglisi
El Sistema Educativo Municipal representa para los docentes que habitamos sus aulas, para generaciones de marplatenses que han pasado por él y para la ciudad toda, un verdadero orgullo.
Nacido en la década del 60 del siglo pasado, de la mano de la gestión socialista del Intendente Lombardo, creció con el correr de las décadas hasta llegar a ser la realidad que hoy ostenta.
La ciudad de Mar del Plata tiene el mayor sistema educativo municipal del país y si bien sus diseños curriculares son los provinciales, la administración y gestión está en manos del municipio.
Cuenta con 33 Jardines de Infantes, 17 Primarias, 18 Secundarias, 10 Escuelas de Formación Profesional, 4 Institutos de Formación Superior, y 2 Bachilleratos para adultos, albergando a más de 25.000 alumnos, cerca de 3000 docentes, más capacitadores, auxiliares, administrativos y alfabetizadores. Durante décadas se sostuvo, en parte, con el aporte proveniente de la subvención de los cargos docentes que enviaba la provincia de Buenos Aires y por otro lado, no menos importante, lo sostuvieron los vecinos del partido de General Pueyrredon que con su Tasa de Alumbrado, Barrido y Limpieza (hoy Tasa de Servicios Urbanos) aportaban una porción importante del presupuesto destinado al área.
El sistema fue creciendo con el correr de los años, pero no creció en paralelo y proporcionalmente el aporte provincial con lo que, cada gestión de gobierno municipal, hubo de destinarle buena parte de la inversión para garantizar su fortalecimiento.
Fue durante las gestiones de los intendentes radicales entre los años 1995 y 2007 en que se inauguraron más de una decena de edificios nuevos para los jardines de infantes que ya funcionaban en sedes alquiladas o cedidas en comodato y en que se tomó la decisión de incorporar lo que en ese momento se llamó tercer ciclo de la EGB (7,8 y 9 año). Recordemos que las escuelas tenían 7 aulas, (para albergar niños de 1ro a 7mo grado) por lo que se construyeron aulas o se adecuaron espacios en las 17 escuelas del municipio, con el esfuerzo del aporte económico de los convecinos del partido.
Fue así hasta el año 2009 en el que, en virtud de un convenio firmado por los entonces intendente municipal Pulti, el gobernador de nuestra provincia Scioli y la presidente de la Nación, Cristina Fernández, comenzaron a llegar fondos para financiar la totalidad del sistema. Lamentablemente y pese a los esfuerzos de algunos sectores, ese acuerdo nunca pasó a tener fuerza de ley. Este tipo de convenios, sin sustento legal tiene una debilidad: queda sujeto al criterio del funcionario de turno.
Posteriormente se subdividieron los edificios de las escuelas primarias y se generaron 17 escuelas secundarias para adecuar la estructura de las instituciones a lo que pide la ley de educación nacional vigente.
Hoy tenemos un sistema que casi en su totalidad está financiado por la Nación y la Provincia de Buenos Aires.
Pero es el momento de pasar del financiamiento a la subvención. No es una cuestión de palabras. La subvención implica que el estado provincial sostenga los cargos docentes más allá de los humores políticos de turno. La subvención tiene fuerza de ley. El financiamiento que llega por la vía de un convenio, no.
Por otro lado esto genera una cuestión en el sistema municipal que es, a todas luces, injusta. El incentivo docente (una de las partes que conforman nuestro salario de bolsillo) solamente es cobrado por los docentes subvencionados. Esto quiere decir que si en una misma escuela hay docentes cuyos cargos están subvencionados por la provincia y otros no, solamente serán los primeros quienes cobren el monto de incentivo estipulado, aún realizando ambos la misma tarea.
Desde 1965, cuando empezó a funcionar la primera escuela y hasta la actualidad, este sistema es sostenido por los integrantes de las comunidades educativas, entre ellos docentes, equipos directivos, supervisores, administrativos, padres y docentes que trabajan para que las escuelas municipales brinden cada día un mejor servicio. Hay un esfuerzo grande por parte de las comunidades cuando la ayuda oficial no llega.
Pero este sistema tan querido y defendido por muchos, además tiene otras características que lo hacen particular: nadie es titular en el sistema comunal, si no pasa por una instancia de concurso, otro logro de los docentes y sus representantes gremiales.
Asimismo desarrolla una tarea encomiable vinculada con la educación no formal: el Programa Educativo Barrial (PEBa).
Una de las tareas pendientes de nuestras autoridades comunales es la trabajar junto al gobierno provincial en el reconocimiento, por parte de la Dirección General de Cultura y Educación, del Sistema Municipal, como un sistema público dependiente de un municipio, ya que al día de hoy, para las autoridades provinciales -y esto no es nuevo, sino que es tan viejo como el sistema comunal- la Provincia considera a las escuelas municipales (periféricas, no aranceladas, en las que se brinda merienda, etc) como escuelas privadas.
Llegó el momento de pensar en un sistema educativo municipal que no despierte dudas con respecto a su continuidad en la órbita comunal en ningún funcionario provincial. Algunas declaraciones generan zozobra y malestar en algunos docentes municipales, pero tal vez tenga que ver con el desconocimiento de este sistema que tiene más de 50 años. Debe quedar claro que el sistema deberá seguir siendo, sin ninguna duda, un baluarte de este municipio.
Esto debe estar fuera de discusión y de agenda, pero no olvidemos los temas que aún están pendientes y que deben incluirse de inmediato en la agenda de trabajo: